domingo, 23 de diciembre de 2012

BALTASAR GARZÓN EXHIBE SU COMPROMISO CON LA IZQUIERDA ABIERTA DE LLAMAZARES

LUIS DíEZ - cuartopoder

El juez Baltasar Garzón manifestó el sábado públicamente por primera vez su compromiso político con Gaspar Llamazares y la Izquierda Abierta en el seno de IU. El magistrado, temporalmente apartado de la judicatura por el Tribunal Supremo a raíz de su investigación de la trama Gurtell de corrupción del PP, elogió la honradez y coherencia de Llamazares y no descartó volver a la política con él. “Para mí no es una prioridad en estos momentos, pero aquí estamos”, dijo ante unas doscientas personas, entre las que se encontraba Cristina Almeida, durante la presentación de El Libro Rojo de Gaspar Llamazares, al que ha puesto prólogo.


El magistrado conoce de cerca el proyecto de Izquierda Abierta porque ha mantenido desde el primer momento reuniones con el propio Llamazares y otros promotores entre los que está el escritor Luis García Montero. Según fuentes conocedoras del proceso de creación de esta formación dedicada a impulsar un bloque progresista plural, los promotores ofrecieron hace casi un año al juez la posibilidad de encabezarlo o, al menos, de contar con su presencia.

Hasta ahora Garzón, que reside la mayor parte del tiempo en América Latina, se había mostrado cauteloso, pero una vez superadas las vicisitudes judiciales a las que fue sometido por el Supremo por acoger las denuncias de las víctimas olvidadas de la represión franquista durante y después de la Guerra Civil de 1936-39; por unas acusaciones de prevaricación relacionadas con donaciones del banquero Emilio Botín a la Universidad de Nueva York en la que impartió dos cursos, y por la investigación de la trama corrupta del PP, el sábado declaró abiertamente: “Hoy estoy con Gaspar y a lo mejor mañana estamos juntos”.

Fue la suya una declaración muy esperada por algunos cuadros de Izquierda Abierta. Pero no se quedó ahí. El magistrado dejó claro su compromiso no sólo por amistad personal con Llamazares, sino también porque comparte unos planteamientos de honradez, claridad y coherencia y unas ideas de izquierda, abiertas y plurales. En el último párrafo de su prólogo del libro se involucra plenamente en el proyecto: “Estamos ante una propuesta de futuro, que comparto, como llamamiento para toda la izquierda. La organizada y la movilizada. La frustrada y la atomizada. La transformadora y la institucionalizada. Sólo juntos, sumando, podremos articular un nuevo horizonte de futuro para todos”.
En su alocución, Garzón responsabilizó del auge de la derecha al “autismo de una izquierda adormecida”, dijo que “eso es responsabilidad de todos los que nos reclamamos de ese espectro ideológico” y, en clara referencia al ensimismamiento del PSOE, afirmó que “no es agradable ver al anterior presidente de gobierno defender la política neoliberal del PP”. Elogió “el nervio impresionante” de las movilizaciones de la juventud de América Latina y denunció la falta de compromiso de España y la UE con esos países y la información averiada de los medios de comunicación españoles, “a causa de los intereses de las grandes corporaciones”.

Sobre el libro propiamente dicho contó una anécdota: lo puso boca abajo en la mesilla plegable del avión que le llevaba a Madrid, pero enseguida se acordó de un templo guatemalteco donde los creyentes castigan de cara a la pared a los santos que no atienden sus preces, se arrepintió y lo volteó. La gente que pasaba a su lado por el angosto pasillo quedaba mirando la tapa del libro. Y no era para menos: el intenso rojo de la portada, el título y el autor contrasta vivamente con la imagen de Santa Lucía, coronada con un euro. Los sorprendidos pasajeros tuvieron de este modo la primera noticia del compañero de viaje de Garzón: Llamazares.

La referencia a la “almodovariana” tapa del libro, una “auténtica provocación” según Llamazares, fue la segunda anécdota de la presentación de este volumen de 111 páginas (1001 ediciones). La primera vino dada por la falta de un Melchor que completara la mesa de oradores, si bien, junto a Gaspar y Baltasar había un José, José Francisco Mendi, que participa en el libro twitteando con Llamazares sobre la crisis del sistema de representación democrática indirecta. Mendi abrió el acto con una referencia a las redes sociales como “puente de unión con los ciudadanos” y vía de participación democrática. Frente al voto cuatrienal defendió la consulta permanente a los ciudadanos, la participación democrática y propugnó “elecciones con listas abiertas”. De paso nos informó de que Llamazares supera los 116.000 seguidores en Twitter.

Después Llamazares destripó el libro, un prontuario de pensamiento rápido para dar respuesta a la crisis capitalista. Al contrario que el del Gran Timonel chino, que enunció 33 tesis, a Llamazares le bastan seis para defender la política noble –la que se hace en la calle y exige la calle– frente al politiqueo de baja estofa, facción y corrupción; para distinguir la democracia y la participación del “producto de consumo privatizado” en que han convertido el sistema democrático; para iluminar las causas políticas de una crisis capitalista que con supuestos económicos asalta y desguaza el Estado social.

Frente a lo que el autor llama “el golpe de mercado”, “la deuda como esclavitud”, una esclavitud “constitucionalizada” en España por el pacto entre Zapatero y Rajoy, una “deudocracia” falsaria –máxime cuando está demostrado que el 60% de la deuda española es ilegítima–, Llamazares sostiene que además de la respuesta ciudadana: “golpe no se acepta”, de la indignación, la rebelión, la huelga general, la cumbre social, las mareas sectoriales, la denuncia de “ilegitimidad” de ejercicio de gobierno y la exigencia de referendo, se necesita también y sobre todo una transformación democrática del modelo político de la transición y del bipartidismo agotado. El público prorrumpió en preguntas a Gaspar y Baltasar y, aunque las materias eran muy serias, la risa inundó la sala cuando un hombre cano alzó la mano y antes de formular la suya se identificó: “Yo soy Melchor”.

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